Esta extraordinaria casa, y la finca de 45 hectáreas que la rodea, se funden a la perfección con el paisaje y el contexto histórico del noroeste de la isla. Los extensos terrenos incluyen terrazas de olivos centenarios con paredes de piedra meticulosamente restauradas, dispuestas en la ladera de la montaña, así como dos fuentes de agua naturales. Los amplios jardines son perfectos para las actividades al aire libre, con una pista de petanca, una hoguera y rincones aislados para relajarse, mientras que la piscina infinita de 50 m², con vistas al mar, invita a un chapuzón refrescante, a un baño serio o a una tarde de relajación tomando el sol. Esta propiedad no es sólo un refugio de lujo, sino un pedazo de la propia montaña, con todos los detalles pensados para realzar su belleza natural.

Los interiores de La primavera en el olivar reflejan un profundo aprecio por la estética mediterránea, con piedra local, puertas y maderas recuperadas y suaves tonos naturales que crean un ambiente tranquilo y alegre a la vez. La cocina, con esa maravillosa isla central, es tan adecuada para atender tranquilas visitas familiares como para servir de centro de atención cuando se celebran fiestas más grandes. El comedor contiguo, y el salón en el otro extremo de la casa, ofrecen confort y elegancia, con chimeneas recuperadas y ventanas panorámicas que realzan la conexión con el exterior. Ya sea para entretener a los amigos o para disfrutar de un retiro tranquilo, esta propiedad satisface todas las necesidades, ofreciendo una combinación única de estilo, historia y belleza natural. Una oportunidad única en la vida.